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jueves, 4 de marzo de 2010

Aquellas esferas del dragón ...

La leyenda ... que volvió a ser leyenda.

«Ese mundo de montañas elevadas, ese mundo de criaturas extrovertidas, ese mundo donde personas y animales conviven, ese mundo que aún mantiene dragones y deseos mágicos paseando como la brisa matutina de nuestros mejores días de niñez».
Gracias a Akira Toriyama por dejar al mundo esa historia que se marcó en nuestros recuerdos como tinta indeleble.
Gokú el pequeño guerrero sayayin enviado a la tierra para dominarla, sucumbirla en la más penosa esclavitud. Llenó nuestros días fríos con una calidez que pocas series logran hacer.
Dragon Ball no fué una serie común, un anime más. Es parte de una época, parte de una vida, parte de una historia que será contada irrepetidamente por generaciones.
Gokú, niño inocente, de mente pura; o simplemente despistado, viviendo desoladamente en una pequeña casa en las montañas, conservando el único legado que tiene de su único ser querido que vivió en la tierra, una pequeña esfera de cuatro estrellas, no cualquier esfera, una que cumple deseos, una esfera del dragón.
Conocerá a Bulma, astuta, inteligente, niña rica y como es lógico aventurera, buscando su eslabón perdido, un novio guapo. Su primer contacto con el mundo de afuera, emprenderán juntos su primera aventura, desconociendo el futuro, dejandose llevar por sus emociones.
Llegaron ha muchos sitios, conocieron muchos amigos, dijeron adiós a algunos y compartieron más aventuras con otros.
Muten Roshi, Krilin, yamcha, Olong, Puar, Lanch. A mi parecer los más importantes, los más difíciles de olvidar y fáciles de recordar.
Como ignorar al importantísimo maestro de artes marciales solo comparado con el señor Miyagi, Muten Roshi, nuestro querido Jackie Chun, con sus exóticos y no menos efectivos métodos de entrenamiento, creador de la emblemática técnica Kame-hame-ha, pervertido compulsivo, coleccionista de revistas para adultos y por qué no admirador de muchachas guapas. Krilin, mejor amigo de Gokú, carente de nariz y cabello, monje shaolin amateur del templo Orin con seis puntos tatuados en la frente, rival de Gokú en un comienso pero luego el mejor amigo del mismo. Yamcha, primer contrincante de gokú, asaltante de carreteras, con una fobia absurda a las mujeres, siempre acompañado de su inseparable amigo Puar, una especie de gato azul, no confundir con Doraemon, Puar si tiene orejas. Con sus transformaciones múltiples, podía mantener cualquier forma indefinidamente a diferencia de Olong, quien solo podía transformarse por algunos minutos ya que no terminó el curso en el Nanbu Henshin Yochien, por tocar el calzón a la maestra. Y terminando, como dejar de recordar a la adorable Lanch, claro sin estornudar, que gracias a ella Gokú y Krilin fueron entrenados por el maestro Muten Roshi, no podemos negar que tenía buenas medidas, más si usaba short's.
En conclusión, me quedo con las primeras aventuras del joven sayayin, con su primera familia, con sus primeras hazañas, con el primer mundo.
Ese mundo cálido, extrovertido, iluminado siempre por un reluciente arco iris y una melodía relajante al amanecer.
Elijo las mañanas con Roshi viendo la televisión, observando una clase de aeróbicos y con los sueños placenteros de Gokú y Krilin.
Sin importar si es o no un Sayayin, Si tiene que convertirse en el hombre más fuerte del mundo; o si su cabello y ojos cambian de color.
Me quedo con las travesuras infantiles, con las peleas divertidas contra el ninja púrpura y la patrulla roja, con la emoción de volar en una nube dorada que solo admite un corazón puro.
Aquellas esferas del dragón ... nos cumplieron un deseo, alegrar nuestros días por un largo tiempo.
¿No es el mejor deseo que se le ha podido pedir a Shen-Long?.

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